El indómito Mingus



Si usted es de las personas que vive con los sentimientos a flor de piel, usted no debería escuchar esto. Si usted es de las personas que siente una fascinación especial por la belleza de los sonidos, tampoco debe escuche esto. Pero si usted es de las personas que se levantan por la mañana y sienten que el corazón les late con un ritmo diferente y especial; si usted es de las personas que caminan con estilo; en pocas palabras, si usted lleva el swing en las venas, tampoco le recomiendo que escuche esto. 

Pero si a pesar de todas estas advertencias, es usted una persona terca y empeñada en descubrir cosas nuevas y maravillosas todos los días, yo lo invito a que deguste este maravilloso platillo: Ah Um, disco de un tal músico Charles Mingus, hombre alto y robusto con un genio de las mil putas que era capaz de golpear a cualquiera que consiguiera irritarlo. Por tal razón, nadie se atrevía a contradecir a Don Mingus. 

Esta clase de belleza musical no se encuentra por ahí de camino a ninguna parte. Mucho menos todos los días. Aunque es cierto que la belleza está en todas partes, ciertas creaciones hermosas y bellas están tan escondidas que sólo los más intrépidos, los más curiosos y también los más tercos, pueden lleguen hasta ellas. Si usted, amigo lector, es uno de esos seres intrépidos, curiosos y tercos, entonces: adelante; usted está capacitado para escuchar una joya de arte. Si no, salga huyendo de aquí.


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